Visitar Japón en otoño e invierno es una de las experiencias más fascinantes y visualmente impactantes para cualquier viajero. En otoño, las ciudades, templos y montañas se transforman con el majestuoso espectáculo del koyo (momiji), cuando las hojas de los arces y ginkgos se tiñen de tonos rojos, naranjas y dorados que parecen salidos de una pintura. Este fenómeno no es solo un evento natural; es una celebración que atrae a locales y turistas por igual.
Por otro lado, el invierno japonés ofrece un contraste igualmente encantador. Entre diciembre y febrero, la nieve cubre los pueblos tradicionales, las iluminaciones navideñas convierten las ciudades en un cuento de hadas y los onsen (aguas termales) se vuelven el refugio perfecto para relajarse y escapar del frío. Japón es un destino que cambia radicalmente con las estaciones, y viajar en estas épocas significa disfrutarlo en su máxima autenticidad.